Feria de abril de Sevilla

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La Feria de Sevilla, cuyo nombre oficial es Feria de Abril, aunque este año cae íntegramente en mayo, es una fiesta local de Sevilla que se celebra normalmente en abril. La fecha no es fija, porque depende de la Semana Santa, por eso a veces, en los últimos años, la Feria se ha celebrado en mayo.

La Feria junto a los toros en la Maestranza y la Semana Santa son las fiestas de la primavera de la ciudad hispalense. Es muy conocida, quizás la más famosa de Andalucía junto con El Rocío. Muchísima gente visita esos días la ciudad y el impacto económico es grande.

La fiesta consiste en instalar en el llamado Real, en el barrio de los Remedios, una serie de casetas y atracciones de feria. Allí se pasea, se canta y se baila y se comparten momentos geniales entre amigos.

Historia de la Feria de Sevilla

La Feria de Sevilla se remonta al siglo XIX, aunque las ferias en general empezaron a tener su auge a partir del siglo IX, cuando se crean las ciudades y con ellas los negocios y mercados. Los mercados eran diarios, mientras que las ferias solían durar una semana. Poco a poco se fueron estableciendo en fechas concretas en cada ciudad. Normalmente se fechaban coincidiendo con la llegada del buen tiempo.

En concreto la Feria de Sevilla se remonta al año 1846. Todo surge gracias a dos empresarios del norte que estaban ya bastante asentados Sevilla. Fueron Narciso Bonaplata, de Cataluña, y José María de Ybarra, del País Vasco. Pidieron la licencia y se les concedió un año más tarde. Así que la primera Feria de Abril se celebró en 1847. La Feria recibió desde el principio mucho apoyo de parte de ganaderos y agricultores, que la vieron como muy beneficiosa para sus negocios.

Al principio la Feria se celebraba en el Prado San Sebastián, que por aquel entonces era las afueras de la ciudad, pero que actualmente es pleno centro de Sevilla. Además no duraba una semana completa, pero tanto fue el éxito que muy pronto se alargó en el tiempo.

Otra curiosidad es que la Feria no tuvo portada hasta 1921. Ya estaba ubicada por aquel entonces en la zona de la Pasarela, con una estructura de hierro muy característica. Por motivo de unas obras se desmontó y como recuerdo comenzó a hacerse la portada.

Los carteles de la Feria empiezan también un poco más tarde, en 1890, pues la ocasión era tan exitosa q el Ayuntamiento se vio obligado a darle más publicidad.

Pero ya es bien entrado el siglo XX cuando la Feria de Sevilla se convierte en lo que ahora tenemos en nuestra cabeza: una zona de casetas y atracciones que desaparece por completo tras la celebración. Allí se dan cita todo tipo de personas con la única excusa de pasarlo bien entre amigos.

El ambiente de la Feria

Lo que más llama la atención cuando llegamos al recinto ferial es la gran portada, que cada año se dedica a un tema. Otro aspecto característico es la iluminación. Muchísimas bombillas cubiertas con los clásicos farolillos venecianos en verde, blanco y rojo cubren todo el real. En otras zonas hay bombillas sin farolillos que dan la vuelta a un palo alto y hacen un efecto paraguas.

Las casetas son el elemento básico de la Feria. En ellas se come, se bebe, se baila en el típico tablado de madera y se disfruta entre amigos con la música propia del momento: el flamenco. Todas se rigen bajo una normativa a fin de que el ambiente sea uniforme. Van con un frente de madera decorado que se llama pañoleta y los toldos deben ser de listas, en rojo y blanco o verde y blanco. En el exterior llevan una barandilla verde de una altura determinada.

¿Qué se come en la Feria de Abril?

El pescado frito es el protagonista de la primera noche de Feria. De hecho, se le llama la “noche del pescaíto”. Pero la oferta gastronómica de las casetas es más amplia. No falta el jamón ibérico, las chacinas, el queso o las gambas.

Cada día hay un guiso típico en cada caseta. Los garbanzos con bacalao o las papas con chocos son platos usuales esos días. En general se come todo lo típico andaluz, incluyendo el caldo de puchero con hierbabuena, que revive a cualquiera del cansancio y el sueño propio de los días juerga y trasnoche.

Los buñuelos y los churros con chocolates son también fijos en el Real. Los que más fama tienen son los que hacen las familias gitanas como antiguamente. Esto constituye una de las estampas más clásicas de la Feria de Abril.

La manzanilla o el vino fino son las bebidas por excelencia, así como el llamado rebujito, que mezcla estas bebidas con gaseosa de lima-limón y mucho hielo.

El traje típico de la Feria: el vestido de flamenca.

El traje de flamenca es el típico andaluz y también el de esta Feria. Se llaman también trajes de gitana porque fueron las mujeres de esta etnia las que lo vestían. Se trataba de las mujeres que acompañaban a los comerciantes en las primera ferias de ganado.

El traje consistía en una prenda muy cómoda, a modo de bata de trabajo con unos cuantos volantes por debajo. Por arriba era más ajustado y hacía muy atractivas a estas mujeres. Poco a poco se puso de moda entre las mujeres de las clases altas hasta convertirse en lo que es ahora: vestidos cómodos y vistosos que cambian cada año con las tendencias del momento.

La Feria de Sevilla es sin duda uno de los eventos del año no sólo en la ciudad hispalense, sino en toda Andalucía.

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