Cada traje de flamenca es un homenaje a la mujer. Considerado como una obra de arte, se reinventa conservando sus esencias. La moda flamenca, contenida en esos trajes, está dotada de un estilo enraizado, tan elegante como sensual. Cada día se proyecta con más fuerza, por méritos propios, en el mercado español y en el extranjero.
De ahí que la programación de las pasarelas de moda flamenca sea seguida con expectación cada año. Lo que estos desfiles tienen de espectaculares y vistosos basta para que las entradas se vendan. La originalidad, la calidad y la creatividad en el diseño de las piezas explican el éxito de fiestas como la Feria de Abril de Sevilla. Por algo es uno de los eventos más populares e internacionales de la capital andaluza.
We Love Flamenco y el Salón Internacional de la Moda Flamenca (SIMOF) son dos escenarios que muestran las novedades, las tendencias y las apuestas de las firmas de diseñadores. Las ropas y los accesorios se revelan entre el contoneo y el juego de pasos de las modelos. La variedad de diseños es infinita y sugerente; hay trajes para enamorar cualquier gusto. Son comunes los trajes de flamenca entallados que realzan la figura femenina.
Entre estampados y finos tejidos, entre patrones sencillos y piezas sofisticadas, entre vestidos y conjuntos de dos piezas, entre los advenedizos cinturones, los escotes y las transparencias, se perpetúan los volantes y el arrastre de las faldas como signos distintivos de esta moda. La exploración de los diseñadores es constante. El resultado es una mezcla de reiteración y novedad. Por ejemplo, la apertura de la falda para mostrar las piernas, o el retorno del pasacintas.